IDEAS Y LOGROS


IDEAS Y LOGROS



Imbuido de ideas revolucionarias e independentistas, regresó a Guayaquil a finales de 1813 y al poco tiempo fue nombrado Regidor del Cabildo de la ciudad. Por esa época ya se escuchaba el eco de las primeras luchas por la libertad de los pueblos de América, con las que se identificó desde el primer momento.
«Trabajó con entusiasmo en favor de la Revolución del 9 de octubre de 1820, que proclamó la independencia de esta provincia. La Junta de Gobierno que se organizó entonces, compuesta de los señores Olmedo, Jimena y Roca, conociendo la actividad y patriotismo del señor Noboa, le dio la importante misión de ir a Manabí a organizar el régimen constitucional establecido en Guayaquil. Aceptó con placer tan honroso encargo, que le proporcionaba la ocasión de servir de una manera más eficaz a la Causa de la Independencia de su Patria; y supo corresponder satisfactoriamente, a la confianza que en él depositó el primer Gobierno Nacional del Ecuador» (Camilo Destruge.- Album Biográfico Ecuatoriano, tomo I, p. 433).
Dos años después de la Revolución del 9 de Octubre de 1820, cuando Bolívar ordenó la Anexión de Guayaquil a Colombia fue llamado para desempeñar el cargo de Tesorero Departamental; en 1823 fue Administrador de Alcabalas, Contador Mayor en 1824 y Comisario de Guerra y Marina en 1825.
Instaurada la República del Ecuador en el año 1830, el gobierno del Gral. Juan José Flores, ante la necesidad de que la soberanía del nuevo Estado sea reconocida por los países vecinos, en 1831 lo nombró Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el gobierno del Perú, misión que desempeñó con inteligencia y elevadas miras, gracias a lo cual pudo conseguir que el Congreso de dicho país reconozca al Estado ecuatoriano y firme un Tratado de Paz, Amistad y Comercio, basado en la conveniencia de ambos países.
Posteriormente, por razones de diferencias políticas se alejó del Gral. Flores, y más tarde fue uno de los pilares ideológicos que llevaron a feliz término la Revolución Marcista que en 1845 puso fin a quince años de dominación floreana, integrando entonces, junto a José Joaquín Olmedo y Vicente Ramón Roca, el gobierno provisional que gobernó desde el 6 de marzo hasta el 8 de diciembre de 1845. Ese mismo año la Convención Nacional reunida en Cuenca eligió al Sr. Roca como Presidente Constitucional de la República, quien de acuerdo con la Constitución gobernó hasta el 15 de octubre de 1849.
Finalizado el gobierno del Sr. Roca, el Congreso de la República se reunió con el propósito de elegir al nuevo Presidente, y para el caso aparecieron dos corrientes políticas claramente definidas: La una en su favor y la otra en apoyo al Gral. Antonio Elizalde. Fue tan pareja la votación que lograron los candidatos, que ninguno pudo alcanzar la mayoría que la Constitución exigía, por lo que el Congreso se disolvió luego de entregar el poder al Vicepresidente de la República, Crnel. Manuel Ascázubi.
Volvió entonces a Guayaquil para dedicarse a sus actividades particulares, pero el 2 de marzo de 1850, un pronunciamiento militar encabezado por el Gral. José María Urbina -respaldado por la ciudadanía- proclamó su Jefatura Suprema que fue reconocida en Quito el 10 de junio de ese mismo año.
Su Jefatura Suprema no fue aceptada en Cuenca y Manabí donde fue proclamada y respaldada la candidatura del Gral. Elizalde, pero éste, en un gesto de verdadero patriotismo y tratando de evitar confrontaciones internas que podrían poner en peligro la estabilidad del país, declinó su proclamación y le ofreció su incondicional apoyo.

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